miércoles, 22 de octubre de 2008

02 El Berrocal de Trujillo

Lo que rodea la ciudad es un gran batolito plutónico, El Berrocal:

SI FUERES A TRUILLO, POR DONDE ENTRARES, HALLARÁS UNA LEGUA DE BERROCALES.

Está lleno de asentamientos humanos que podemos situar en la Edad del Bronce con tradiciones megalíticas pero es junto a La Alberca, con sus tres fuentes emanantes, donde se asientan los primeros individuos; las cualidades curativas y su excelente potabilidad la convierten en taberna hospital, un primer paso al templo cuando se organice la urbe.

Por ello la iglesia pegada a La Alberca (Vera Cruz) es la que guarda los restos cristianos más antiguos de la ciudad y entre otros, un sarcófago antropomórfico tallado en un bloque de granito que hace de entrada nos marcan la existencia de una necrópolis paleocristiana sobre otra anterior pagana de donde han salido por lo menos dos estelas, una en la plaza del cementerio en memoria de MAILO HIJO DE ARQVI MUERTO A LOS XX AÑOS... y otra que salió detrás de la torre de la Vera Cruz haciendo el alcantarillado, un tal MUMIO.

En la Cerca de los Toros, la Molineta, el Praillo, cueva del Fraile... podríamos hacer un plano del Berrocal y veríamos que donde hay una fuente vivió la gente. Donde el Praillo hay en la Cueva Larga un grupo esquemático de pinturas, el mismo abrigo formado por la Naturaleza y adaptado por el hombre debió ser un enorme dolmen natural convertido en mausoleo troglodita; frente a la entrada notamos restos de otro monumento funerario arruinado y vereda adelante hasta alcanzar la solana de la machorra siguiente está el poblado con un ara de sacrificios presidiendo una gran explanada.

En La Molineta los gigantescos canchos redondeados por la erosión tienen la marca del "cincel" primitivo que lo escalonó facilitando el acceso al vigilante o iluminado clamando a las Fuerzas Cósmicas. Entre los recovecos aparecen puntas de flecha y diversos artilugios de sílex y cuarzo claramente tallados por las manos antiguas del antepasado turgaliense.

La Cerca de los Toros tiene un altar impresionante desde donde se dirigían al pueblo los notables del momento, están las tribunas perfectamente talladas en una gran roca sobre cuya cúspide se sacrificaba a las divinidades. Las viviendas son como las del Praillo, con dos enormes jambas para sujetar el dintel de sus puertas, las plantas eran variadas predominando las formas circulares, con corrales familiares; majadas que a lo largo de los Tiempos poco evolucionaron siendo paralelas a la cultura de los zahurdones en falsa cúpula que hasta hace nada seguían construyendo nuestros padres.

El zahurdón de las Ánimas está asilvestrado en medio del camino a la Sierra de los Lagares, entre la Molineta y el Molino de Viento; personalmente lo he conocido con gallinas, ovejas y cerdos que atendía una familia ubicada en el zahurdón, con la lumbre en medio y los camastros al rededor.
Entre Madroñera y Torrecillas de la Tiesa el camino pasa al lado de una pequeña elevación donde se nota el castro circular de Almoroquí en medio del cual encontramos una inscripción tartésica y una estela antropomórfica que recogimos en el museo provincial de las Veletas en Cáceres.

Otro asentamiento estratégico de origen prehistórico está al lado de la Cañada Real a su paso por La Costera y bajo la cota 500... estuvo amurallado en el medievo.

En la finca del Carneril Encontré dos estelas de la Edad del Bronce final, una de guerrero y otra antropomórfica que entregamos al Museo Provincial.

En el río Almonte hay una serie de castros prehistóricos muy interesantes. En la confluencia del Tozo está el Azuquén de la Villeta que sucumbe con la Edad Media; río Monte arriba siguen el de la Burra, el Pardal, Torrecillas, la Coraja... y más. En la Villeta y en la Coraja nos dejaron grabadas sus cosas en la pura roca.

La sierra de Santa Cruz es todo un gran yacimiento arqueológico posneolítico que muere con la Edad Media y donde tenemos claramente la información a flor de piel y en sus arrugas, merece capítulo aparte. Igualmente ocurre en las sierras de Robledillo, Plasenzuela y Botija...

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