miércoles, 22 de octubre de 2008

03 La Ciudad de Trujillo

Ahí la tenéis, a los pies de la Fuerza y del Tesón.
Sus bascas fueron, fenicias, tartésicas, púnicas, romanas, visigodas y moras antes de cristianarse definitivamente; su ley la partida, su realidad la vuelta y su cordura una Salve a la fenicia a la diosa de la Guerra, la Bellona Oriental de las legiones, la Virgen de piedra victoriosa entre moros y cuidando a sus freyres cistercienses que para ello le dedicaron un templo arquetípico y solar de propia transcendencia.

Las cancheras graníticas que rodean el Cerro do se asienta Trujillo sirvieron de vivac a los primeros cazadores que osaron pisar estos andurriales feraces, cubil de felinos, lobos, osos y otras especies más nutritivas e inofensivas que permitían la vida entre tan peligrosa competencia.

Se alza en la solana de un monte y sobre una cabeza de zorro que colocaron los fenicios para edificarla, en las rutas antiguas y visitada por ejércitos, trovadores, comerciantes, santones y ganaderos... circuló el oro y la plata en las bolsas de tanto viajero perdido por su encrucijada o borracho de aventura ibérica.

El Zorro es nombre definitorio de sus gentes: astutas, mercantiles, religiosas y militares; pero antes que nada fueron cazadores y pastores ceñidos al berrocal que rodea un epicentro pétreo, donde el agua fue principio de toda la vida desarrollada a lo largo de historias increíbles. Hoy podemos decir que es un territorio con argumento y lo prueba tu presencia viajera delante de este artefacto virtualizador de sueños y clarificador de la urbe que tienes ante tus narices.

Un río subterráneo atraviesa el Cerro de Sudeste a Noroeste conteniéndose en un rico acuífero que hace manar el agua artesiana a gran altura, en el pozo del Castillo, en el Aljibe Altamirano, en La Alberca o en la casa del Inglés; todo ello permite la habitación intramuros aguantando asedios.

Sus primeros vivientes dieron gracias a los dioses por tal comodidad levantando el Templo arquetípico e invariable; como defensa y vigilancia elevan la Torre, para lanzar lejos su mirada, que rodearán con tres recintos murados en tiempos galo-ibéricos, pues aquellos dieron nombre: Tur-Galium... acabando como más de media España, en celtibérica lucha frente a Roma con Púnico, Cauceno o Viriato, héroes del indigenismo unificado y al final domesticados por el progreso del nuevo imperio que está naciendo alrededor de la idea romana. Augusto integra Turgalium en la nueva capital de Lusitania como prefectura...

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